Diégesis: origen, evolución y aplicación contemporánea del término

Hay algunos términos que usamos con relativa frecuencia sin detenernos a pensar en su real dimensión. El que nos ocupa hoy tiene raíces profundas y su extensión abarca diversos ámbitos de la cultura. Es una de esas palabras que no importa cuántas veces la lea o escuche me sigue pareciendo erudita. Una de esas ideas que nunca llegas a alcanzar del todo. Que sabes que no terminas de aprehender en su totalidad porque siempre tiene más que dar.

El término diégesis constituye uno de los conceptos fundamentales de la teoría narrativa, cuya trayectoria se extiende desde la filosofía griega clásica hasta los estudios contemporáneos de narratología, cine y narrativas digitales. Su evolución refleja transformaciones profundas en nuestra comprensión de cómo funcionan los relatos y los mundos ficcionales que estos construyen.

Origen etimológico

La palabra diégesis proviene del griego antiguo διήγησις (diegesis), que significa «narración», «relato», «exposición» o «explicación». Su raíz etimológica se compone del prefijo dia- (a través) y el verbo hegeomai (guiar), más el sufijo -sis (acción, proceso o efecto). En su sentido original griego, el término designaba la narrativa en el sentido más amplio de discurso que comunica información en un marco temporal, refiriéndose a acontecimientos «pasados, presentes o futuros»​

Platón y la dicotomía diégesis-mímesis

El concepto adquirió relevancia teórica en el Libro III de La República de Platón (c. 373 a.C.), donde el filósofo griego estableció una distinción fundamental entre dos modos de representación poética:​

Diégesis (narración pura): cuando el poeta habla en su propia persona, narrando los acontecimientos sin asumir la voz de otros. En la diégesis, «el poeta habla en su propia persona; nunca nos hace suponer que es otra persona». Esta forma corresponde al ditirambo.​

Mímesis (imitación o representación): cuando el poeta crea la ilusión de otras voces, imitando la manera de hablar de los personajes. La tragedia y la comedia son formas completamente miméticas.

Forma mixta: que combina narración e imitación, característica de la poesía épica, donde alternan el relato del poeta con los discursos directos de los personajes.​

Esta distinción platónica no se limitaba a categorías formales, sino que tenía implicaciones éticas y políticas. Platón consideraba que la mímesis podía corromper el alma al imitar caracteres inferiores, por lo que prefería que «el hombre de bien se emplee en la narración y deje poco espacio a la imitación».​

Aristóteles y la mímesis como principio estético

Aristóteles retomó estos términos en la Poética, aunque transformó significativamente su concepción. Para Aristóteles, la mímesis adquirió un valor positivo como principio estético general aplicado a todas las artes productivas. Distinguió entre forma narrativa y forma dramática, subdividiendo la narración en aquella donde «el poeta asume personas diversas» y otra «en la que el poeta habla en propia persona, sin trasposiciones».​

Lo crucial en Aristóteles es que la mímesis no representa una mera imitación de apariencias, sino la representación de «aspectos del carácter, pasiones o acciones de lo existente». La mímesis poética es superior a la historia porque permite mostrar «las cosas como pudieran o debieran ser», alcanzando así universalidad.

Resurgimiento en el siglo XX: narratología estructuralista

Tras siglos de relativo olvido teórico, el término diégesis reapareció en el siglo XX con significados renovados, divorciándose parcialmente de su sentido platónico original.​

Souriau y la filmología: diégesis cinematográfica

El filósofo francés Étienne Souriau introdujo el concepto en el campo de los estudios cinematográficos a finales de la década de 1940, específicamente en el Institut International de Filmologie de la Universidad de París. En su obra fundamental La estructura del universo fílmico (1951) y el volumen colectivo El universo fílmico (1953), Souriau definió la diégesis cinematográfica como «todo lo que pertenece, dentro de la inteligibilidad de la historia narrada, al mundo propuesto o supuesto por la ficción».​

Esta definición transformó el concepto: la diégesis pasó de designar un modo de narración (como en Platón) a referirse al universo ficticio mismo, el mundo espaciotemporal coherente poblado de objetos e individuos con sus propias leyes que el filme presenta. Christian Metz consolidó este uso en sus Ensayos sobre la significación en el cine (1963-1972), estableciendo lo que se conoce como el «concepto vulgar» de diégesis en el cine.​

Todorov, Barthes y el estructuralismo francés

Paralelamente, los teóricos del estructuralismo francés adoptaron el término con matices propios. Tzvetan Todorov utilizó el término «historia» (histoire) de modo equivalente a diégesis, mientras que Roland Barthes en su influyente «Introducción al análisis estructural del relato» (1966) empleó «Relato» (Récit) para referirse al significado o contenido narrativo.​

Estos autores establecieron la distinción fundamental entre dos niveles del proceso narrativo:​

  • Historia (histoire) o diégesis: el significado o contenido narrativo, la sucesión de acontecimientos
  • Discurso (discours) o relato: el significante, el texto narrativo mismo

Genette y la teorización sistemática

Gérard Genette proporcionó la sistematización más influyente del concepto en su obra fundamental Figuras III (Figures III, 1972). Genette estableció un modelo triádico que superaba el esquema dicotómico previo:​

  1. Historia (histoire) o diégesis: el significado o contenido narrativo, la sucesión de acontecimientos que el relato narra.​
  2. Relato (récit): el enunciado narrativo, el discurso oral o escrito que media nuestro conocimiento de la historia.​
  3. Narración (narration): el acto narrativo productor, la enunciación, el conjunto de la situación real o ficticia en la que se produce el relato.​

Para Genette, «todo acontecimiento relatado por un relato se encuentra en un nivel diegético inmediatamente superior a aquel en el que se sitúa el acto de narración que produce dicho relato». Esta formulación permitió establecer una jerarquía de niveles narrativos:​

Nivel extradiegético: donde se sitúa el narrador que no forma parte del mundo de la historia narrada. El narrador extradiegético está completamente fuera de la trama.​

Nivel diegético (o intradiegético): el nivel de la historia que el narrador está contando. Un narrador intradiegético es quien cuenta una historia dentro de la primera historia, creando un nuevo nivel narrativo.​

Nivel metadiegético: se refiere a historias dentro de la historia principal, una narración de segundo grado. Si un personaje de la historia narrada narra a su vez otra historia, se trata de un narrador metadiegético que narra una metadiégesis.​

Esta distinción de niveles se combina con la clasificación según la participación del narrador en los hechos que relata.​

  • Narrador heterodiegético: se encuentra fuera del mundo de la historia, no pertenece a ella.​
  • Narrador homodiegético: es uno de los personajes de la historia, forma parte de ella.​
  • Narrador autodiegético: es el propio protagonista de la historia que está relatando.

Metalepsis: transgresión de fronteras

Genette también desarrolló el concepto de metalepsis narrativa, definido como «toda intromisión del narrador o del narratario extradiegético en el universo diegético (o de personajes diegéticos en un universo metadiegético, etc.) o a la inversa». La metalepsis representa una transgresión deliberada de las fronteras entre niveles narrativos, rompiendo el «contrato ficcional» que sostiene la ilusión de veracidad dentro de la diégesis. Este fenómeno ha sido caracterizado como «intruso», «subversivo» y «transgresor».​

Aplicación en el análisis cinematográfico contemporáneo

En los estudios cinematográficos contemporáneos, la distinción diegético/extradiegético se ha vuelto fundamental, especialmente en el análisis del sonido y la música:​

Sonido/música diegética: aquella cuya fuente se halla en el espacio fílmico, pertenece a la historia y es percibida por los personajes. Ejemplos: la voz de los personajes, música de una radio en escena, sonidos ambientales.​

Sonido/música extradiegética (o no diegética): no pertenece al espacio fílmico, no es percibida por los personajes sino solo por el espectador. Ejemplos: banda sonora incidental, voz de narrador externo.​

Sonido diegético subjetivo: corresponde a lo que imaginan y oyen interiormente los personajes, como la voz interior que suena en la cabeza del personaje pero no tiene fuente física en la escena.​

Algunos autores contemporáneos también identifican la diégesis ambigua o «música emanación», cuando la música parece emanar de la escena pero no tiene una fuente realista identificable. Directores como Lars von Trier (Los idiotas, 1998) y Gus Van Sant (Elephant, 2003) han utilizado el sonido diegético para acentuar realismo y dramatismo, mientras que otros como Alejandro González Iñárritu (Birdman, 2014) han jugado deliberadamente con la ambigüedad entre lo diegético y lo extradiegético para cuestionar los artificios del cine.​

Diégesis en narrativas digitales y transmedia

En el contexto contemporáneo de las narrativas transmedia y los videojuegos, el concepto de diégesis ha adquirido nueva relevancia.​

Las narrativas transmedia crean un universo diegético que debe contener coherencia interna y elementos identitarios que permitan el reconocimiento del relato a través de múltiples plataformas. Este universo ficticio debe incluir «sus paisajes, maneras de pensar y sentir, características de las personas y de la sociedad», con un código interno estético y narrativo que se respete y tenga sentido entre sí. Ejemplos paradigmáticos incluyen la cartografía de los reinos de Game of Thrones, la Tierra Media de El Señor de los Anillos, o el mundo de la magia en Harry Potter.​

En los videojuegos, la diégesis presenta particularidades específicas relacionadas con la interactividad. Los videojuegos basados en historias presentan un mundo de ficciones donde la narración forma parte de la sustancia del producto con el cual los jugadores pueden interactuar. La distinción entre elementos diegéticos (parte del mundo del juego) y extradiegéticos (elementos de interfaz, música incidental) es crucial para comprender la experiencia ludonarrativa.​

Diégesis y verosimilitud: el mundo ficcional coherente

Un aspecto central en la comprensión contemporánea de la diégesis es su relación con la verosimilitud y la construcción de mundos ficcionales coherentes.​

La diégesis se define como un mundo ficcional que funciona generalmente (pero no siempre) a imagen y semejanza del mundo real. Se trata de un universo espaciotemporal coherente, poblado de objetos e individuos que poseen sus propias leyes (parecidas eventualmente a aquellas de la experiencia vivida). El texto narrativo muestra y representa parcialmente dicho mundo, pero el lector o espectador también debe construirlo imaginariamente a partir de lo que el texto propone o sugiere.​

La verosimilitud opera en dos dimensiones:​

Verosimilitud interna: que las acciones, diálogos, espacios y decisiones de los personajes tengan sentido dentro del marco que el texto propuso. No se trata de que todo sea creíble en relación con el mundo real, sino en relación con el mundo narrado.​

Verosimilitud externa: el grado en que el universo narrado puede asemejarse al mundo real o conocido por el lector, particularmente importante en textos realistas, históricos o de ambientación reconocible.​

El creador de historias enfrenta el reto de «capturar en un relato —delimitado por un comienzo y un final— toda la complejidad de un mundo ficcional que el lector o espectador debe percibir como un universo verosímil». La diégesis es precisamente «el mundo en el cual penetra el lector o espectador cuando se deja ‘atrapar’ por una historia».

Confusión terminológica y usos actuales

Como señala Mauro Jiménez en su estudio «Diégesis: sobre la historia de una confusión terminológica» (2017), el término ha generado cierta confusión porque con una misma palabra se han realizado dos usos diversos:​

  1. El uso que procede de Platón y Aristóteles, donde diégesis designa un modo de narración opuesto a la mímesis (narración directa mediante la imitación de los personajes)​
  2. El uso que debe su difusión a Genette y la narratología estructuralista, donde diégesis denota al universo de la historia imaginado, el mundo en el que se desarrollan los acontecimientos narrados​

Gerald Prince, en su influyente A Dictionary of Narratology (1987, revisado 2003), sintetiza ambas acepcione​s:

  • «El mundo (ficticio) en el que ocurren las situaciones y acontecimientos narrados»
  • «Contar, rememorar, a diferencia de mostrar»​

En la práctica contemporánea, predomina ampliamente el segundo uso. En análisis literario, cinematográfico y de narrativas digitales, cuando se habla de «universo diegético», «elementos diegéticos» o «ruptura de la diégesis», se hace referencia al mundo ficticio como ámbito espaciotemporal donde transcurren los acontecimientos, en oposición con los constituyentes discursivos o textuales de una narración.​

Conclusión: vigencia del concepto

La evolución del término diégesis desde la filosofía griega hasta la teoría narrativa contemporánea muestra cómo un concepto puede transformarse manteniendo cierta continuidad. De designar un modo de enunciación (narrar versus mostrar) en Platón, pasó a nombrar el mundo ficticio mismo en la narratología del siglo XX, especialmente tras las contribuciones de Souriau en el cine y Genette en la literatura.​

En la actualidad, el concepto de diégesis resulta indispensable para el análisis narratológico en múltiples campos:​

  • En literatura: para distinguir niveles narrativos, tipos de narrador y mundos ficcionales​
  • En cine: para analizar la música, el sonido, el espacio cinematográfico y las rupturas narrativas.​
  • En narrativas transmedia: para diseñar universos coherentes que se expanden a través de múltiples plataformas.​
  • En videojuegos: para comprender la relación entre el mundo del juego y los elementos de interfaz.​

La distinción entre lo diegético (que pertenece al mundo de la historia) y lo extradiegético (que pertenece al discurso que organiza la narración) se ha convertido en una herramienta analítica fundamental. Permite identificar «las tres dimensiones de la narración: espacio, tiempo y personajes», comprender cómo se construye la verosimilitud interna de los mundos ficcionales, y analizar fenómenos complejos como la metalepsis o transgresión de fronteras narrativas. ​

Así, el término diégesis, con más de dos milenios de historia, mantiene plena vigencia en los estudios narrativos contemporáneos, adaptándose a nuevas formas de narración digital e interactiva mientras conserva su función esencial: permitirnos comprender cómo los relatos construyen mundos y cómo habitamos imaginariamente esos universos ficcionales.

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El ensayo literario: una poética del pensamiento

El ensayo literario representa una de las formas más versátiles y significativas de la escritura en prosa. Su característica distintiva estriba en la capacidad de articular pensamiento personal, análisis crítico y sensibilidad estética en un mismo texto. A través del ensayo, la palabra se convierte en vehículo del pensamiento, no como una demostración sistemática de verdades cerradas, sino como una búsqueda abierta, subjetiva y sugerente.

El ensayo como género híbrido

Como señaló Alfonso Reyes al definirlo como “el centauro de los géneros”, el ensayo es una criatura híbrida que combina elementos de la narración, la descripción, la exposición y la argumentación. Esta multiplicidad de formas le confiere una libertad estructural que lo distingue de otros textos expositivos, como el artículo académico o el tratado.

Esa libertad, sin embargo, no implica ausencia de rigor. El ensayo se sostiene sobre una arquitectura discursiva cuidadosamente construida, donde la subjetividad del autor se articula con procedimientos lógicos, referencias culturales y un estilo que invita a la reflexión.

Raíces históricas: de Montaigne a la era digital

Aunque se encuentran antecedentes del ensayo en textos de la Antigüedad grecolatina —como las “Cartas a Lucilio” de Séneca o los escritos morales de Plutarco—, se reconoce a Michel de Montaigne como el fundador del ensayo moderno. Su obra, publicada en 1580, inauguró un modo de escritura en el que el autor ensaya sus pensamientos con libertad y sin la obligación de llegar a conclusiones definitivas. “Yo mismo soy el contenido de mi libro”, afirmó Montaigne, inaugurando así una modalidad introspectiva y dialogante.

Francis Bacon, contemporáneo de Montaigne, ofreció una variante más estructurada y didáctica del género, estableciendo una tradición de ensayismo objetivo y razonado, con fuerte impronta en la retórica argumentativa.

Durante los siglos posteriores, el ensayo se consolidó como un género apto tanto para la crítica filosófica y social —como en el caso de Voltaire y Rousseau— como para la exploración subjetiva del yo, especialmente con el Romanticismo y figuras como Emerson o Thoreau.

En el siglo XX, autores como Unamuno, Ortega y Gasset, Borges, Paz, Sontag o Didion ampliaron los límites del ensayo, proyectándolo hacia la crítica cultural, la reflexión política y la literatura de lo íntimo. En el siglo XXI, el ensayo digital y multimedia abre nuevas posibilidades formales y expresivas, manteniendo viva su vocación de pensamiento en libertad.

Rasgos distintivos del ensayo literario

El ensayo literario se caracteriza por una serie de elementos que, aunque no exclusivos, son recurrentes y permiten reconocer su identidad específica.

Subjetividad

La voz del autor está presente no solo en el uso de la primera persona, sino en la selección del tema, en el tono y en la forma de argumentar. El ensayo literario no busca la neutralidad, sino una exposición honesta de la perspectiva personal, incluso cuando el estilo adopta un tono más distante o irónico.

Argumentación y reflexión

El ensayo no se limita a expresar opiniones, sino que construye un recorrido argumentativo que aspira a persuadir o, al menos, a provocar reflexión. Esta argumentación puede nutrirse de citas, datos históricos, experiencias personales o referencias filosóficas, pero nunca se presenta como cerrada o definitiva.

Libertad estructural

A diferencia del tratado o el manual, el ensayo permite formas abiertas y móviles. Puede organizarse en torno a una progresión lógica o adoptar una estructura más fragmentaria o intuitiva. Lo esencial es que haya coherencia interna y una lógica del pensamiento que guíe al lector.

Brevedad y concisión

Aunque existen ensayos extensos, el género privilegia la condensación del pensamiento. La economía verbal y la precisión expresiva son virtudes ensayísticas fundamentales, especialmente cuando se busca combinar profundidad con claridad.

Estilo cuidado

El ensayo literario cultiva la belleza formal del lenguaje. La elección léxica, la cadencia sintáctica, el uso de figuras retóricas y la musicalidad del texto no son adornos, sino recursos que intensifican el efecto reflexivo y estético del discurso.

Modalidades del ensayo

El ensayo puede adoptar distintas modalidades, según el objetivo comunicativo o el enfoque temático:

  • Ensayo expositivo: se centra en explicar un tema sin involucrar una posición personal marcada.
  • Ensayo argumentativo: desarrolla y defiende una tesis frente a posibles objeciones.
  • Ensayo crítico: analiza, interpreta y valora obras, fenómenos o discursos.
  • Ensayo narrativo o personal: relata experiencias del autor, integrando elementos literarios y reflexivos.
  • Ensayo filosófico o científico: aborda cuestiones abstractas o empíricas, sin perder la dimensión subjetiva del enfoque ensayístico.

El ensayo hoy: nuevas formas, mismos desafíos

La expansión del ensayo en entornos digitales ha transformado sus soportes y formatos. Blogs, newsletters, podcasts y ensayos multimedia constituyen escenarios contemporáneos donde la escritura ensayística se redefine sin perder su esencia.

El ensayo digital se caracteriza por su plasticidad y su capacidad para establecer diálogos más inmediatos con los lectores. Esta interacción remite a la tradición del ensayo como conversación intelectual, ahora mediada por herramientas tecnológicas.

Autores actuales como Alan Pauls, Sergio Chejfec, Elsa Drucaroff o Carlos Gamerro han explorado nuevas formas del género desde América Latina, combinando ensayo con crónica, autobiografía, crítica y ficción. A nivel global, voces como William Davies, David Runciman o Vivian Gornick enriquecen el panorama con enfoques contemporáneos sobre política, cultura y subjetividad.

El valor del ensayo en la formación lectora

En el ámbito educativo, el ensayo no solo es un género a estudiar, sino una herramienta para formar pensamiento crítico. Al escribir ensayos, los estudiantes aprenden a organizar ideas, argumentar, expresar con claridad y construir una voz propia. Además, el contacto con grandes ensayistas cultiva la sensibilidad literaria y estimula la reflexión autónoma.

En tiempos donde la información abunda pero el pensamiento escasea, el ensayo literario se erige como una forma de resistencia. Resistencia al dogma, a la superficialidad y a la velocidad del consumo inmediato. Escribir y leer ensayos es, en definitiva, una práctica de pausa y profundidad, una apuesta por el sentido en medio del ruido.


Fuentes consultadas

Para escribir este post nos basamos en este informe generado con Perplexity (Incluye sus fuentes)

Diferencias entre cuento, nouvelle y novela

En el mundo de la narrativa, solemos dividir los textos largos en novelas y los breves en cuentos. Pero entre esos dos extremos hay un terreno intermedio: la nouvelle, también conocida como novela corta o noveleta. ¿Qué la diferencia del resto? ¿Cuándo conviene escribir una y no otra? En este artículo te presento las características de cada forma, ejemplos representativos y algunos criterios prácticos para elegir tu formato ideal.

Spoiler: no todo se resuelve con contar páginas.

Tres formas narrativas, tres intensidades

📘 El cuento: precisión y efecto inmediato

Un cuento es como un destello. Breve, conciso, con pocos personajes y un solo conflicto. Su objetivo principal es generar un impacto fuerte y rápido. Edgar Allan Poe lo explicó como «unidad de efecto»: todo lo que ocurre en un cuento debe estar orientado a causar una única impresión en el lector.

Ejemplos clásicos:

  • La casa de Asterión, de Borges
  • El corazón delator, de Poe
  • La noche boca arriba, de Julio Cortázar

👉 Ideal para narrar un episodio concreto, una situación puntual, o para experimentar con ideas intensas en un formato acotado.

📕 La novela: amplitud, profundidad y complejidad

Una novela, por el contrario, es un universo. Puede contener múltiples personajes, subtramas entrelazadas, narradores distintos y cambios temporales. Ofrece el espacio necesario para explorar psicologías, descripciones, dilemas existenciales y mundos complejos.

Ejemplos clásicos:

  • El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes
  • Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez
  • Orgullo y prejuicio, de Jane Austen

👉 Cuando tu historia necesita varias capas, voces, tiempos y dimensiones, probablemente estás frente a una novela.

📗 La nouvelle: el equilibrio justo

Y aquí entra en escena nuestra tercera forma: la nouvelle. Ni tan breve como un cuento ni tan extensa como una novela, la nouvelle funciona como un puente. Suele tener entre 10.000 y 40.000 palabras (unas 50 a 150 páginas, en promedio), y mantiene la intensidad del cuento pero permite cierta complejidad en la trama y los personajes.

Características de la nouvelle:

  • Se centra en un conflicto principal (como el cuento), pero puede incluir más desarrollo psicológico.
  • Tiene pocos personajes y escenarios (a diferencia de la novela), pero estos están más elaborados que en un cuento.
  • Suele tener una estructura más cerrada y cuidada que una novela extensa.

Ejemplos conocidos de nouvelle:

  • El viejo y el mar, de Ernest Hemingway
  • La metamorfosis, de Franz Kafka
  • La perra, de Pilar Quintana
  • Aura, de Carlos Fuentes

👉 Si tu historia se desarrolla en pocas jornadas, con intensidad emocional, pero no cabe en tres páginas, probablemente tenés entre manos una nouvelle.

¿Cómo elegir entre cuento, nouvelle o novela?

Podés preguntarte:

  • ¿Mi historia puede leerse de una sentada y mantener el impacto? → Cuento
  • ¿Necesita una estructura compleja, con desarrollo psicológico y temporal amplio? → Novela
  • ¿Tiene un solo hilo narrativo fuerte pero requiere más espacio que un cuento para desplegarlo? → Nouvelle

Y un tip más: a veces es la historia la que “elige” el formato. Prestá atención a su ritmo natural.

En resumen

CaracterísticaCuentoNouvelleNovela
ExtensiónMuy breve (hasta 30 páginas)Media (50–150 páginas)Larga (150 páginas en adelante)
ConflictosUno soloUno o dos, más desarrolladosVarios conflictos o tramas paralelas
PersonajesPocos, sin gran profundidadPocos, con algo de complejidadVarios, con evolución psicológica
Tiempo narrativoUnidad temporalCorto, pero con más desarrolloPuede extenderse durante años o décadas
Efecto en el lectorInmediatoIntenso pero pausadoSostenido, más reflexivo
Cuadro diferencias cuento novela y nouvelle

Recursos recomendados

Posthumanismo en la Literatura: Guía para Entender al Nuevo Protagonista.


¿Sientes que la tecnología te desborda? Entre las notificaciones del móvil, las noticias sobre inteligencia artificial que parece que van a escribir, diseñar y hasta soñar por nosotros, y esa sensación de estar conectados a una red invisible pero omnipresente, es fácil preguntarse si nuestras viejas ideas sobre lo que significa «ser humano» todavía aguantan. Es una de las grandes preguntas de nuestro tiempo, y la literatura lo está explorando.

Hace poco me topé con un concepto que pone nombre a esta inquietud: el posthumanismo. Y no, no es (solo) una cosa de académicos con gafas de pasta. Es una construcción teórica creada para entender el mundo y, sobre todo, para escribir y leer las historias que se están gestando hoy.

Posthumanismo no es lo mismo que Transhumanismo

Comencemos con una aclaración que es clave. A menudo se confunden, pero son casi opuestos.

  • El transhumanismo es, digamos, la versión «tuneada» del humanismo de siempre. Sigue creyendo que el ser humano es el centro de todo, un actor autónomo con una superioridad inherente, pero piensa que podemos y debemos «mejorarnos» con tecnología para superar nuestras limitaciones, como la vejez o las enfermedades. Es el sueño de ser un Homo sapiens 2.0.
  • El posthumanismo, en cambio, es mucho más radical. No busca mejorar al humano, sino que directamente cuestiona la idea de que seamos el centro del universo. Propone que el humanismo tradicional ya no nos sirve para entendernos en un mundo donde estamos profundamente conectados con otros seres vivos, el medio ambiente y la tecnología. Es, en resumen, una crítica a la ontología y los valores humanistas.

Para que nos entendamos con una analogía (¡me encantan las analogías!): el transhumanismo quiere ponerle un motor más potente a nuestro coche. El posthumanismo se pregunta por qué seguimos pensando en términos de «coche» cuando en realidad formamos parte de un ecosistema de tráfico complejo, interconectado y vivo.

De la pirámide a la red: Un cambio de perspectiva

La idea central del posthumanismo es que la realidad no es una pirámide con la humanidad en la cima, sino una red de relaciones. En esta red, el ser humano emerge y se define a través de sus conexiones con una multiplicidad de seres y cosas distintas.

Aquí entran en juego conceptos fascinantes como los Nuevos Materialismos. Teóricos como Jane Bennett hablan del «thing-power«, que es la extraña capacidad que tienen los objetos cotidianos de actuar, de tener agencia. Piénsalo: tu smartphone no es solo una herramienta pasiva. Te notifica, te sugiere, te distrae, moldea tus hábitos. Tiene una agencia distribuida que nunca es solo producto de tu intención.

Este enfoque nos obliga a pensar en la cognición distribuida. La filósofa N. Katherine Hayles, una voz fundamental en este campo, critica la idea de que la conciencia es algo que ocurre solo dentro de nuestro cerebro. Propone que la cognición es un proceso más amplio, un ensamblaje entre nuestros procesos neuronales (muchos de ellos no conscientes) y los sistemas técnicos con los que interactuamos.

La vulnerabilidad: ¿nuestro superpoder secreto?

Esto es lo que más me atrapó del posthumanismo. Mientras el transhumanismo ve la vulnerabilidad como un defecto que hay que corregir, el posthumanismo le da una vuelta de tuerca increíble: la ve como parte esencial de lo que nos hace humanos.

Nuestra vulnerabilidad no es un error de diseño; es la característica que nos conecta con el mundo y con los demás. Como dice la filósofa Martha Nussbaum, todos somos vulnerables porque necesitamos bienes y cuidados que dependen de otros. Y es precisamente ese reconocimiento de la vulnerabilidad el principio para alcanzar la justicia social.

Para nosotros, los que amamos las historias, esto es oro puro. La vulnerabilidad es el motor del conflicto y de los dilemas profundos en los personajes. La gran pregunta que la literatura posthumanista pone sobre la mesa es: ¿qué pasa cuando un ser posthumano, un cyborg, una inteligencia artificial, todavía siente miedo, soledad o deseo? A menudo, esa vulnerabilidad los hace más «humanos» (en el sentido más profundo y relacional) que cualquier mejora tecnológica.

El personaje posthumano en la literatura: del cyborg a las nuevas subjetividades

La literatura especulativa, sobre todo en América Latina, ha sido un campo de pruebas increíble para estas ideas. A diferencia de mucha ciencia ficción anglosajona, la tradición latinoamericana a menudo está más enfocada en la crítica social que en la fascinación por los avances tecnológicos. Sus historias exploran las ecocatástrofes, las nuevas formas de comunidad y los futuros posibles basados en otros lazos sociales.

¿Qué tipo de personajes y tramas vemos en estas narrativas?

  • El Cyborg revisitado: La figura del cyborg, que Donna Haraway describió como un híbrido irónico de organismo y máquina, se ha convertido en una categoría central para explorar estas fronteras. Es la versión «beta» del posthumano.
  • La agencia distribuida: Historias donde el verdadero protagonista no es una persona, sino una red de relaciones que incluye humanos, animales, plantas, algoritmos y hasta el clima.
  • Nuevas subjetividades: Personajes que no se definen por un yo individualista y autónomo, sino como parte de una colectividad. Rosi Braidotti habla de una «subjetividad nómada» que rechaza el individualismo.
  • Crítica al presente: Muchas de estas ficciones usan escenarios futuros o alternativos para lanzar una crítica feroz a un presente que consideran racista, clasista o heteronormativo.

Y ahora, ¿qué hacemos con todo esto?

El posthumanismo no es una receta, sino una invitación a la reflexión. Nos propone una forma más humilde y responsable de vivir en el planeta, reconociendo que compartimos nuestro destino con muchísimas otras formas de vida y de existencia. Para la literatura, abre un terreno fértil de posibilidades creativas.

Nos anima a crear personajes que desafíen la noción tradicional de lo humano, a explorar conflictos éticos complejos y a imaginar escenarios futuros que se sientan emocionalmente reales. En mi caso, me empuja a buscar y a valorar esas historias que se atreven a descentrar la mirada, que nos recuerdan que somos parte de un tejido vivo y vibrante.

El posthumanismo nos ofrece un marco para narrar la experiencia contemporánea sin caer en la euforia tecnológica ni en el catastrofismo apocalíptico. Nos invita a contar historias que no solo entretengan, sino que nos ayuden a pensar y a sentir nuestro lugar en este mundo complejo.

¿Por Qué «Cándido» no fue prohibido por la Iglesia?

Voltaire fue uno de los filósofos más influyentes de la Ilustración. Conocido por sus críticas agudas y su uso del humor para cuestionar las instituciones establecidas, incluida la Iglesia Católica. Su obra «Cándido» es una sátira mordaz que, sorprendentemente, no fue incluida en el Índice de Libros Prohibidos por la Iglesia. ¿Cuáles son las razones detrás de esta omisión? Comencemos con una breve reseña histórica del Índice de Libros Prohibidos.

El Índice de Libros Prohibidos: Una Reseña Histórica

Por qué Cándido de Voltaire no fue prohibido Literatura.tv

El Índice de Libros Prohibidos (Index Librorum Prohibitorum) fue una lista de publicaciones prohibidas por la Iglesia Católica. Esta censura buscaba para proteger a los fieles de la lectura de libros peligrosos para la fe o la moral. El primer índice se publicó en 1559 durante el pontificado de Pablo IV y se mantuvo en uso hasta 1966 cuando se abolió por el Papa Pablo VI. A lo largo de los siglos, incluía obras consideradas heréticas, inmorales o contrarias a la doctrina católica. Algunos ejemplos son las obras de Galileo Galilei, Giordano Bruno, Jean-Jacques Rousseau y Denis Diderot.

¿Por Qué «Cándido» podría haber sido prohibido ?

A pesar de no haber sido prohibida, «Cándido» de Voltaire tenía varios elementos que podrían haber justificado su inclusión en el Índice de Libros Prohibidos:

  1. Crítica a la Iglesia: Aunque no de manera frontal, «Cándido» incluye personajes y situaciones que ridiculizan a miembros del clero y prácticas religiosas, lo que era suficiente para justificar su inclusión en el índice.
  2. Promoción de Ideas Ilustradas: Voltaire promovía valores de la Ilustración como la razón, la libertad de pensamiento y la crítica a la superstición, todos los cuales eran vistos con recelo por la Iglesia.
  3. Influencia Pervasiva: La popularidad y el alcance de la obra podrían haber sido percibidos como una amenaza significativa a la autoridad eclesiástica, justificando su prohibición para evitar la difusión de ideas peligrosas.
  4. Antecedentes del Autor: Voltaire ya era conocido por sus críticas a la religión organizada y había tenido conflictos previos con la Iglesia, lo que podría haber predispuesto a las autoridades eclesiásticas a censurar su obra.

Razones por las que «Cándido» No fue Prohibido

  1. Recepción y Circulación: Publicada en 1759, «Cándido» se distribuyó rápidamente, a menudo de manera clandestina, lo que dificultó su control y censura total.
  2. Carácter Satírico: «Cándido» utiliza la sátira para criticar el optimismo filosófico y la hipocresía. Este enfoque irónico y humorístico podía dificultar la interpretación directa de la obra como una amenaza seria a la fe católica.
  3. Contexto Histórico: La Ilustración estaba en pleno auge y muchas ideas nuevas y críticas circulaban libremente. La Iglesia enfrentaba una avalancha de material controvertido y no siempre podía reaccionar a tiempo.
  4. Estrategia de la Iglesia: Prohibir una obra podría darle más notoriedad. La Iglesia a veces optaba por no prohibir ciertos libros para evitar incrementar su popularidad.
  5. Dificultad en la Persecución: La crítica de «Cándido» no se dirigía exclusivamente a la Iglesia. También al optimismo filosófico de Leibniz y a la hipocresía en general, complicando su censura específica.

Conclusiones

La ausencia de «Cándido» en el Índice de Libros Prohibidos refleja las complejidades y las estrategias involucradas en la censura literaria del siglo XVIII. La obra critica indirectamente a la Iglesia. Promueve ideas de la Ilustración que podían ir en contra de ciertos preceptos religiosos pero su tono satírico y el contexto histórico jugaron un papel crucial en su no inclusión. Sin embargo, es innegable que la influencia y el pensamiento crítico de Voltaire continuaron desafiando las estructuras establecidas, dejando un legado duradero en la literatura y el pensamiento filosófico.

¿Seguimos leyendo a Saul Bellow?

Retrato de Saul Bellow en Literatura.tv- Seguimos leyendo a Saul Bellow

Saul Bellow, ganador del Premio Nobel de Literatura y premio Pulitzer en el mismo año (1976). ¿De cuántos autores podemos decir lo mismo? Es, o debería ser, un autor icónico de la literatura estadounidense. Sin embargo, no suena su nombre en consonancia con sus logros. En el dinámico mundo literario, cabe preguntarse: ¿Siguen siendo relevantes las obras de Bellow? Exploramos la vigencia de sus trabajos. Cual Censores de la Inquisición diremos cuáles merecen nuestra lectura y cuáles podrían no haber resistido el paso del tiempo.

Vigencia de Saul Bellow

La obra de Saul Bellow se caracteriza por su profundo análisis de la condición humana, la identidad y la búsqueda de propósito en un mundo a menudo desalentador. Estas temáticas universales aseguran que muchas de sus novelas sigan siendo significativas hoy en día. Si bien la vigencia de Saul Bellow es indiscutible, no todas las obras resisten de igual manera el paso del tiempo. A continuación, evaluamos cuáles de sus obras se mantienen vigentes y cuáles pueden considerarse menos relevantes desde una perspectiva contemporánea.

Libros Plenamente Vigentes

  1. Herzog (1964) «Herzog» es una de las obras más conocidas de Bellow y ha resistido el paso del tiempo. Hay en Herzog una agudeza narrativa que continuará en sus obras posteriores. La novela, centrada en la vida de Moses Herzog, un académico en crisis, aborda temas como la alienación y la complejidad de las relaciones humanas. Su introspección profunda y estilo narrativo distintivo la hacen relevante para lectores modernos.
  2. Humboldt’s Gift (1975) Ganadora del Premio Pulitzer, esta novela explora la vida del poeta Von Humboldt Fleisher y su amigo Charlie Citrine. La reflexión sobre el arte, la fama y la amistad sigue siendo pertinente en la discusión cultural contemporánea. La tensión entre la búsqueda artística y las demandas materiales resuena aún hoy.

A propósito de Bellow, te recomendamos esta conversación del canal Dialéctica Mundi:

Dialéctica Mundi: Proyecto educativo de apreciación y análisis literario.

Obras que Merecen Ser Leídas

The Adventures of Augie March (1953) Esta novela sigue las aventuras de un joven judío en Chicago y celebra el espíritu estadounidense y la búsqueda de identidad. Su estilo vibrante y exploración de la autodeterminación la hacen valiosa tanto para entender su época como para explorar aspiraciones universales.

Seize the Day (1956) Aunque menos ambiciosa, «Seize the Day» ofrece una mirada incisiva a la vida de un hombre que lucha por encontrar su lugar en un mundo indiferente. La historia de Tommy Wilhelm sigue siendo conmovedora y relevante en su examen de la desesperación y la redención.

Obras Menos Relevantes

Algunas obras de Bellow pueden parecer desfasadas debido a su contexto histórico y social. «Mr. Sammler’s Planet» (1970) y «The Dean’s December» (1982), aunque ofrecen reflexiones valiosas, pueden resultar menos accesibles para lectores contemporáneos debido a su enfoque en problemas específicos de su tiempo. Habrá quien piense lo contrario, si es así, ahí debajo está el cajón de los comentarios para que despotriques tranquilamente. Tal vez nos hagas cambiar de opinión.

A quién recomendamos qué de Saul Bellow

«Herzog» y «Humboldt’s Gift» son altamente recomendables. Hablan a lectores actuales sobre la condición humana de una forma atemporal. Ambas obras, con su rica prosa y personajes complejos, invitan a una reflexión profunda sobre temas actuales.

«The Adventures of Augie March» es ideal para aquellos interesados en una narrativa expansiva sobre la búsqueda de identidad. Su estilo y energía la hacen una lectura gratificante.

«Seize the Day» ofrece una exploración concisa y poderosa de la desesperación y la búsqueda de significado, siendo una excelente puerta de entrada para nuevos lectores de Bellow.

Reflexiones finales

Saul Bellow sigue siendo una figura literaria relevante cuyas obras continúan ofreciendo profundas reflexiones sobre la vida y la condición humana. Aunque algunas de sus novelas puedan parecer ancladas en su tiempo, la universalidad de sus temas y la maestría de su narrativa aseguran que muchas de sus obras sigan siendo imprescindibles para lectores contemporáneos. Revisitar a Bellow nos proporciona un espejo del pasado y una ventana hacia verdades universales que resuenan en el presente.

Donde viven los monstruos: Recordando a Maurice Sendak

Maurice Sendak, el nombre puede no resonarte de inmediato, pero si te hablamos de un niño con pijama de lobo que navega a una isla habitada por monstruos… ¡Exacto! Hablamos del autor e ilustrador del clásico infantil Donde viven los monstruos.

Maurice Sendak
Maurice Sendak

Nacido en Brooklyn el 10 de junio de 1928, Sendak revolucionó la literatura infantil al atreverse a hablar de temas difíciles como el miedo, la ira y la soledad, con una sensibilidad y un humor que conquistó a niños y adultos por igual. Con un estilo único, mezcló ilustraciones oscuras y expresivas con historias honestas y conmovedoras, lo convirtió en un referente de la Literatura infantil del siglo XX.

Más allá de la isla de los monstruos:

Si bien «Donde viven los monstruos» es su obra más popular, Sendak nos regaló un universo de historias memorables como:

  • La cocina de noche: Un niño llamado Mickey se escapa en medio de la noche y vive una aventura surrealista en la cocina.
  • Pierre: Un cuento breve pero contundente sobre un niño que al que nada le importa.

Sendak en la gran pantalla:

El mundo mágico de Sendak trascendió las páginas de sus libros para llegar al cine. «Donde viven los monstruos» tuvo su adaptación cinematográfica en 2009, dirigida por Spike Jonze y con una banda sonora original de Arcade Fire. La película explora con mayor profundidad la complejidad emocional del libro, convirtiéndola en un clásico instantáneo para nuevas generaciones.

¿Dónde ver las películas de Maurice Sendak?

Puedes encontrar «Donde viven los monstruos» (2009) en plataformas como Amazon Prime Video y Apple TV (dependiendo de tu ubicación).

El legado de un visionario:

Maurice Sendak nos enseñó que la infancia no está exenta de emociones complejas, y que la literatura puede ser un espacio seguro para explorarlas. Sus monstruos, lejos de asustarnos, nos recuerdan que todos tenemos miedos y que está bien sentirlos. Su obra sigue inspirando a autores, ilustradores y lectores de todas las edades, asegurando que su legado siga vivo en la imaginación por muchas generaciones más.

Juan de Mairena y el pensamiento de Antonio Machado

«Juan de Mairena» es una obra singularísima del poeta y pensador español Antonio Machado. Publicada en 1936, esta obra presenta una serie de reflexiones, aforismos y diálogos filosóficos a través de su alter ego, el ficticio profesor (de gimnasia devenido en retórico) Juan de Mairena. Es una mezcla de ensayo, poesía y prosa. Aborda temas como la ética, la estética, la pedagogía y la política.

La creación de un sabio

Machado crea un personaje, Juan de Mairena, que es un hombre sabio y humorístico. Un maestro que comparte su conocimiento de manera accesible y a menudo irónica. A través de las lecciones y charlas de Mairena, Machado explora su la sociedad de su época. Nos ofrece una visión reflexiva sobre la naturaleza humana y la vida cotidiana.

Un Maestro Íntimo y Filosófico

Mairena se presenta como un maestro que utiliza el humor y la ironía para desentrañar las complejidades de la vida. En una de sus reflexiones, Mairena declara: “Todo necio confunde valor y precio”, destacando su habilidad para encapsular verdades profundas en frases simples y memorables. Esta técnica de usar paremias, o dichos breves y sentenciosos, es una característica distintiva de la obra.

Temas Principales

Educación y Pedagogía

Uno de los temas más destacados en «Juan de Mairena» es la crítica a la educación tradicional. Mairena aboga por una educación que fomente el pensamiento crítico y la creatividad. En palabras del propio Mairena:

Para los tiempos que vienen, no soy yo el maestro que debéis elegir,
porque de mí sólo aprenderéis lo que tal vez os convenga ignorar toda la vida:
a desconfiar de vosotros mismos.

Juan de Mairena

Esta cita subraya la importancia de una enseñanza estimulante que desarrolle la capacidad crítica en lugar de una mera transmisión de información.

Filosofía y Ética

Las reflexiones filosóficas ocupan un lugar central en la obra. Machado, a través de Mairena, cuestiona la moralidad, la verdad y la justicia, alentando a los lectores a pensar más allá de las convenciones establecidas. Por ejemplo, Mairena comenta:

Paremias de Juan de Mairena. Literatura.tv

Una paradoja que invita a considerar la relatividad de las perspectivas humanas.

Crítica Social y Política

La crítica social y política también es un componente crucial de «Juan de Mairena». A través del humor y la ironía, Mairena desmenuza los aspectos más negativos de la sociedad española de la época, incluyendo la política y las estructuras de poder. En una observación mordaz, Mairena afirma:

El siglo XIX es esencialmente peleón. Se ha tomado demasiado en serio el
struggle-for-life darwiniano. Es lo que pasa siempre: se señala un hecho;
después se le acepta como una fatalidad; al fin se convierte en bandera. Si un
día se descubre que el hecho no era completamente cierto, o que era
totalmente falso, la bandera, más o menos descolorida, no deja de ondear.

Juan de Mairena

Estilo Literario

La prosa de «Juan de Mairena» es clara y directa, pero también poética y llena de ingenio. Machado emplea un estilo conversacional que hace que las ideas filosóficas sean accesibles para un público amplio. Las enseñanzas de Mairena están salpicadas de humor y paradojas, lo que facilita la reflexión y el debate. Esta combinación de claridad y profundidad es una de las razones por las que la obra sigue siendo relevante y apreciada.

El Lenguaje Sentencioso y las Paremias

Una de las técnicas estilísticas más notables de Machado en esta obra es el uso de paremias. Estas sentencias breves y contundentes no solo adornan el texto, sino que también sirven para subrayar las ideas filosóficas y estéticas de manera impactante mediante la simplicidad y el humor.

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos
consuetudinarios que acontecen en la rúa.»
El alumno escribe lo que se le dicta.
—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle.»
Mairena.-No está mal.

(Mairena, en su clase de Retórica y Poética.)

Importancia y Legado

«Juan de Mairena» sin ser «Campos de Castilla» o «Proverbios y cantares» es igualmente una obra que nos acerca al pensamiento estético-filosófico de Antonio Machado. A través de este libro, Machado no solo ofrece una crítica mordaz de la sociedad de su tiempo, sino que también proporciona herramientas para el pensamiento crítico y el autoconocimiento. La capacidad de Machado para combinar humor, sabiduría y poesía en una prosa accesible es lo que hace de «Juan de Mairena» una lectura recomendable aún hoy.

Proverbios y Memes: ¿Cómo Evoluciona la Transmisión Cultural?


Sobre Paremiología y memes. ¿Los memes son los proverbios metamodernismo?

¿Alguna vez te has preguntado qué tienen en común los proverbios de antaño y los memes que ves todos los días en redes sociales? La paremiología, (el estudio de los proverbios y refranes), y los memes, esos elementos virales de la cultura digital, comparten elementos en común. Analizarlos juntos nos ayuda a entender mejor cómo se propagan las ideas a través del tiempo y en diferentes contextos culturales.

Evolución estilo Proverbios y memes. Darwin desde el proverbio hasta el meme. Literatura.tv

Similitudes entre Proverbios y Memes

1. Transmisión Cultural

Ambos son herramientas poderosas de transmisión cultural. Los proverbios han pasado de generación en generación, mientras que los memes se difunden a la velocidad de un clic en las plataformas digitales. Esta rápida difusión permite que los memes se adapten y evolucionen, manteniendo viva la tradición oral en un formato moderno.

2. Función Social

Ambos sirven para comunicar valores, normas sociales y críticas de manera concisa y efectiva. Los proverbios encapsulan sabiduría popular, y los memes, aunque a menudo humorísticos, pueden transmitir mensajes profundos o críticas sociales y políticas. Esta capacidad de sintetizar y comunicar ideas complejas de forma accesible los convierte en herramientas de comunicación muy poderosas.

3. Adaptabilidad y Evolución

Las dos formas breves evolucionan con el tiempo. Un proverbio puede adaptarse a una nueva cultura o época, al igual que un meme se modifica para resonar con diferentes audiencias. Esta adaptabilidad asegura su relevancia y perdurabilidad en contextos cambiantes, demostrando la flexibilidad de ambas formas de expresión.

Hipótesis sobre la Relación entre Paremiología y Memes

1. Hipótesis de la Funcionalidad Similar

Los memes digitales podrían considerarse los proverbios de la era moderna, desempeñando funciones similares en la comunicación y la cultura. Ambos condensan y comunican ideas de manera efectiva y memorable, reflejando la sabiduría y el humor de su tiempo.

2. Hipótesis de la Evolución Cultural

Así como los proverbios han evolucionado a lo largo del tiempo, los memes también lo hacen rápidamente debido a la naturaleza acelerada de la comunicación digital. La velocidad con la que se crean, comparten y modifican los memes refleja la dinámica rápida de la cultura digital contemporánea.

3. Hipótesis de la Popularidad y Relevancia

La popularidad de un meme, al igual que la de un proverbio, depende de su relevancia cultural y su capacidad para encapsular ideas de manera efectiva y memorable. Solo aquellos que resuenan profundamente con el público perduran y se difunden ampliamente.

Memética y Paremiología

La Memética, el estudio de cómo los memes se propagan, se solapa con la Paremiología. Ambos campos analizan cómo las ideas y expresiones se replican y evolucionan en una cultura. Según investigaciones, los memes y los proverbios pueden estudiarse bajo el mismo marco teórico de «supervivencia del más apto,» donde solo los más relevantes y resonantes se propagan y perduran.

Existen estudios académicos que exploran la relación entre memes y proverbios, destacando cómo ambos forman parte de la dinámica de comunicación cultural. Por ejemplo, se ha señalado que los memes funcionan como una forma de comunicación intertextual y semiótica, similar a los proverbios que encapsulan significados complejos en frases simples.

Conclusión

La paremiología y el estudio de los memes ofrecen perspectivas valiosas sobre cómo las sociedades comunican y preservan conocimientos y valores. Al explorar estas similitudes, podemos obtener una comprensión más profunda de los mecanismos de transmisión cultural y cómo las nuevas formas de comunicación digital continúan desempeñando roles tradicionales en la cultura humana.


¡Comparte tu Opinión! ¿Crees que los memes pueden ser considerados los proverbios de la era digital?